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martes, 16 de noviembre de 2010

Inside Myself



“Corre” escuchaba su voz en mi cabeza.

No tenía ni idea de quién era ni de cómo podía hacerlo pero alguien me estaba ayudando a escapar.


Llevaba tanto tiempo encerrada en aquel lugar que apenas podía recordar cuánto había pasado realmente. Tal vez días, semanas, meses, puede que incluso años...

No lo sabía con certeza.

Una parte de mí había empezado a acostumbrarse a aquella vida gris y monótona.

Pero había otra parte que no se resignaba y que quería escapar. Luchaba por hacerlo...aunque sólo fuera internamente, repitiéndome a mí misma que aquello no era lo que quería y que tenía que huir, buscando mil maneras de conseguirlo...sin ninguna opción que diera resultados.


“Sácame de aquí...” Sólo un pensamiento me obsesionaba, ni siquiera sabía como había conseguido seguir con vida a pesar de aquel sentimiento tan horrible y tan intenso. Me pesaba la cabeza, me dolía de tanto pensar, una y otra vez en aquella obsesión. Cuando me asaltaba aquella desagradable sensación, tenía que sentarme para no marearme y caer.


Pero por fin había llegado el momento, no sabía cómo, pero alguien por fin, me estaba ayudando...


“No te preocupes, te ayudaré” Esa fue la primera vez que escuché su voz.

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Abrí los ojos lentamente, sentía que me pesaban hasta las pestañas. Pude vez luz, por fin, después de tanto tiempo encerrada en aquel lugar. La luz era tan fuerte que me cegó, pero bastaron unos momentos para que mis pupilas se acostumbraran a ella. Estaba en mi cuarto.

¿Cómo había conseguido llegar hasta allí? Si estaba en mi cuarto, es porque había escapado de aquel lugar, pero, ¿cómo lo había hecho?


Pero podía recordar...conseguí escapar de aquel lugar que tanto me atemorizaba, conseguí escapar... aunque ahora ya ni siquiera podía recordar cómo. Sólo sabía que alguien me había ayudado.


Durante meses, mi casa y mi vida me parecieron maravillosas, aunque todo el mundo me tratara exactamente igual que antes de mi partida y todos permanecieran extrañamente callados al respecto.
Por fin empecé a sentirme tranquila, incluso feliz, a llevar una vida normal y apacible, después de haber sido liberada de aquel espantoso lugar. No recordaba quién me había ayudado, aunque me habría gustado agradecérselo, pero por el momento no importaba.



Al cabo de un tiempo...

quizá porque fui superando el trauma de aquello, empecé a recordar todo con más claridad.

Y me di cuenta de que nadie me había ayudado a escapar.

Nadie había hablado directamente con mi mente, sin usar ningún sonido ni palabras que no fueran los que sólo yo podía escuchar.

Tampoco había estado encerrada en una prisión, en una cueva, ni había sido secuestrada.

Había estado en mi casa. Todo aquel tiempo...

La única prisión en la que había estado encerrada durante interminables días y que tanto me había aterrorizado no era ni más ni menos que la que yo misma había creado.

Mi mente la había creado...así como creó también a aquella voz imaginaria, para convencerme a mí misma de que no estaba completamente sola en aquella prisión, donde no entraba el aire ni la luz, o al menos yo no podía sentirlos.

Me di cuenta de que aquella prisión no era más que todo el cúmulo de inseguridades, miedos, temores y manías que me habían acompañado casi desde que tenía uso de razón.

Por eso...si mi mente lo había creado

Si era yo quién lo había hecho...nadie mejor que yo podía

“ayudarme a escapar”


Y así lo hice.

Por eso me sentí increiblemente aliviada, cuando supe que había superado mis miedos por mí misma.

Sonreí.

Ahora me sentía bien, estaba agusto conmigo misma, y ya no tenía miedo.



Historia que escribí, mientras estaba aburrida...

Si lo que me pasa, o gran parte de ello es por culpa de mi visión de las cosas, si eso cambia podré ser feliz por fin, y escapar como en mi cuento, de las cosas que me atemorizan y me obsesionan.

Por eso ahora sé...o creo saber, que si un problema es creado por mí misma, sólo puede desaparecer por mis manos, a través de mí misma. Y no he de buscar la solución en otra parte que no sea en mí.

Porque si no salgo yo de aquí... no me sacará nadie...

Si mi mente es tan fuerte como para hacer todo eso, también tiene que serlo para destruirlo.


Así lo espero y así intentaré hacerlo :)



1 comentarios:

mtgdown dijo...

Al principio la historia es muy negra, pero el desenlace es muy bueno. La superación ante cualquier dificultad contigo misma está muy bien reflejada, y la moraleja que apuntas no podía estar más acertada. Aunque haya gente que te apoye y te intenta ayudar, has de ser tu misma quien se de cuenta de saltar ese obstáculo. Me gusta, mucho. Y me tienes para ayudarte siempre. ^^